El dolor es, también,
un pasillo de hotel de alguna noche
y en la
última estación
esta cursi canción suena a reproche.
Son un tal para cual,
son un hilo mortal en la garganta
que se ahoga al decir
que hay un loco de atar que se desata.
El dolor es también
una luz cenital sobre la espalda;
En un aparador,
sin ropa interior, un lío de faldas;
Es un viento soplón
despeinando el tupé de alguna cana;
Un barco de papel
con noticias de ayer bajo la cama.
Al mar el mar y al fuego, fuego.
No hay linterna que alumbre el desconsuelo.
Al mar el mar y al fuego, fuego.
¿Vale a caso volar lejos del suelo?
El dolor es también
una idea de caer en un segundo
como un grano que es más
que tiempo en la arena de un mar profundo;
Un latido al compás
de la hora de un vals que ya no alcanza:
Un dos tres, un dos tres.
¿Cómo vuelve al revés lo que cansa?
El dolor es también
el silbido de un tren
que ya ha partido,
un pase de abordar,
de segunda, que viaja en el olvido;
Una estatua de sal
que palmó por voltear
a lo perdido;
La mordida voraz
de un juicio ineficaz de lo prohibido.
Luna,
lunar que en sueños sueño.
No hay locura que iguale estar despierto.
Luna,
lunar que en sueños sueño
¿Vale
a caso vivir sin su reverso?
La estridente canción
que perdió la razón en el derribo;
La descarga que no
impidió la implosión en el ombligo.
El dolor es también,
por doler en la sien, trampas del alma:
excusa temporal
para marcharme ya, donde la calma.
2/11/2008
2:25 pm eselepe
darioparga
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