Para dejarte ir **


Entré en el escozor de los recuerdos
para ceñir el curso de las cosas,
violé en la tentación nuestros acuerdos:
un caos de espinas de coloridas rosas.

Te fui soñado, muerto mutilado
en oscuros callejones, laberintos:
crucigramas que nunca he terminado,
insomnios de ida y vuelta a mis instintos.

Fui desangrándome en la primavera,
fui sol naciente que abortaba un grito,
un lamento, un después por vez primera,
repetido eco, desventurado rito
en que me despojé de todo contenido,
de futuro y pasado predispuesto,
desnudando el espacio de sentido
ordenando las cosas con mis restos.

Perdiéndote, perdiéndome contigo
pendí en el extremo de tu ombligo,
vestí de lluvia azul pastel, de tarde
de un gris, de un púrpura, cobarde;
de héroe, de víctima, asesino
que no sabe dar gracias al destino
dulzón, ni a los tragos más amargos
que no aprendí a beber en los días largos
en que extravié tu cuerpo de la cama
tendida con el sueño de una dama
que no experimentó en cabeza ajena,
que no puedo escapar más que de pena
al mismo recorrido, igual fluir
que congelarme un poco al predecir
que deshacía el tiempo los terrones
de nosotros, de culpas, de perdones
tirados a esta suerte de adivino,
abandonados a un paso del camino
que significan a la hora de partir
que me he partido en dos para dejarte ir.

18/11/2008
4:38 pm. eselepe
darioparga

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